El interlinking es enlazar unas páginas de tu web con otras de la misma. Nada más… y nada menos. Es, básicamente, la red interna de enlaces que hace que Google entienda cómo se organiza tu contenido y que el usuario pueda moverse con naturalidad. Puede parecer una tontería, pero no lo es para nada. Lo he visto mil veces: una web sin un buen interlinking es como si una casa no tuviera las puertas en su sitio.
Llevo más de diez años trabajando con webs y te aseguro que el interlinking tiene mucho más peso del que la mayoría imagina. No se trata solo de meter enlaces porque sí, sino de darle coherencia y fuerza a la estructura interna, hacer que todo encaje y que Google lo entienda sin tener que adivinar nada.
Lo que realmente aporta el interlinking
Un buen interlinking hace tres cosas muy claras: ayuda a Google, reparte autoridad y mejora la experiencia del usuario. No hay magia detrás, solo lógica.
Facilita el rastreo e indexación
Google no tiene tiempo infinito para rastrear tu web. Si tus páginas están bien conectadas entre sí, los bots llegan a todo sin esfuerzo. Cuando una página está aislada (lo que llamamos “huérfana”), puede pasar desapercibida.
Reparte la autoridad interna
Cada enlace interno transfiere un poquito de fuerza. Si tienes páginas que ya posicionan bien o que reciben enlaces externos, puedes usar su autoridad para empujar otras más nuevas o más estratégicas. Es como repartir energía dentro del sitio.
Mejora la experiencia de usuario
Cuando un texto enlaza a otro contenido que amplía la información o lleva al siguiente paso lógico, el usuario se queda más tiempo navegando. No se pierde, no rebota, y eso también cuenta para Google.
Interlinking y SEO, una pareja inseparable
El interlinking no es un añadido ni un algo técnico, pues es SEO puro. Sirve para que la autoridad fluya, para que Google entienda qué páginas son más importantes y para que los usuarios encuentren justo lo que buscan sin tener que volver atrás.
Piensa en tu web como si fuera una red de caminos. Si algunos están bien señalizados y otros no llevan a ninguna parte, los visitantes (y Google) acabarán yendo siempre por los mismos. Lo ideal es que cada página tenga su función, su lugar en la jerarquía y que todas estén bien conectadas entre sí.
A veces, una simple conexión entre dos artículos que tratan temas parecidos puede hacer que ambos suban posiciones. Lo he comprobado decenas de veces. No se trata de enlazar por enlazar, sino de hacerlo con cabeza, entendiendo qué relación tienen las páginas entre sí.
Cómo afecta el interlinking al posicionamiento
Un interlinking trabajado mejora muchas cosas al mismo tiempo:
- Google rastrea e indexa mejor el contenido.
- La web gana coherencia temática.
- La autoridad interna se reparte de forma más equilibrada.
- El usuario navega más y convierte mejor.
Por qué a Google le gusta tanto el interlinking
Google analiza no solo qué dice cada página, sino cómo se relaciona con las demás. Un buen interlinking le da contexto, orden y señales claras de relevancia. Es como si le estuvieras diciendo: “oye, esta página es importante, préstale atención”.
Cuando reviso proyectos, suelo ver que al mejorar el interlinking, Google empieza a rastrear más rápido y las páginas nuevas se indexan enseguida. No es casualidad. Es una cuestión de estructura, de lógica interna y de cómo se transmite la autoridad.
En realidad, el interlinking es eso: una especie de esqueleto invisible que sostiene toda la estrategia SEO. Si ese esqueleto está bien armado, el resto funciona. Si no, da igual cuántos contenidos crees o cuántos enlaces externos consigas: la web no termina de responder.
Y aquí es donde entra la parte que más me gusta: diseñar ese sistema de enlaces internos como si fuera un mapa, con rutas claras, puntos de apoyo y caminos secundarios que llevan justo donde quiero que el usuario (y Google) llegue.
Cómo funciona el interlinking dentro de una web
El interlinking no va solo de poner enlaces entre páginas y listo. Tiene su lógica, su porqué. Google sigue esos enlaces para entender cómo está montada tu web, qué páginas pesan más y qué relación hay entre todo lo que publicas. Es, digamos, la forma que tienes de explicarle al buscador cómo está construida tu casa digital. Y, claro, cuanto más ordenada esté, mejor la entiende.
Cuando el interlinking está bien trabajado, todo fluye. Google lo agradece, pero el usuario también. De hecho, si una persona se mueve con facilidad por tu web, normalmente el rastreador también lo hará. No hay tanto misterio: lo que es claro para uno, suele serlo para el otro.
Cómo “piensa” Google cuando ve tu interlinking
Imagínate que tu web es una ciudad. Cada página sería un edificio, y los enlaces internos, las calles que los conectan. Si las calles están bien trazadas, Google puede recorrerlas sin perderse y llegar a todos los rincones. Si hay zonas mal comunicadas o con callejones sin salida, pues eso… se pierden páginas por el camino.
El interlinking es justo lo que le permite a Google moverse con soltura, rastrear e indexar bien, y entender qué páginas son las que más relevancia tienen. Lo que antes se llamaba PageRank interno, vaya. Aunque ya nadie lo mencione tanto, sigue existiendo. En cada enlace que pones, pasa un poco de fuerza, de autoridad.
Yo lo veo constantemente en auditorías SEO. Las páginas de servicios, que suelen estar bien enlazadas desde el menú, se posicionan rápido. Mientras tanto, los artículos del blog quedan a tres o cuatro clics de profundidad, y claro, Google tarda más en llegar. En cuanto ajustas el interlinking y acercas esas URLs al primer nivel, se nota. No falla.
El papel del interlinking en la arquitectura web
Un buen interlinking es el esqueleto de la web. Sin él, todo se cae o queda flojo. Ayuda a que los contenidos se organicen con sentido y a que el usuario sepa siempre dónde está y adónde puede ir.
Más o menos, los enlaces internos se mueven en tres niveles:
- Jerárquico: muestra la estructura de arriba abajo. Las páginas principales apuntan a las secundarias, y estas devuelven el enlace a la “madre”. Así se crea esa forma de árbol que a Google le encanta.
- Contextual: son los que van dentro de los textos, los que salen naturales. Enlazas porque tiene sentido hacerlo, porque complementa la información o amplía un tema.
- Navegacional: los fijos: el menú, el footer, las migas de pan. Son el pegamento que mantiene todo unido.
Cómo se reparte la autoridad con el interlinking
Cada vez que una página enlaza a otra, le transfiere un poco de autoridad. No es exacto, ni hay una fórmula matemática que te diga cuánto, pero se nota. Por eso interesa enlazar desde las páginas que ya tienen fuerza (la home, un servicio principal, un artículo con muchos enlaces externos) hacia las que necesitan un empujón.
Aquí lo importante es la intención del enlace. No se trata de ponerlo porque sí, sino de pensar para qué lo haces. ¿Quieres reforzar una keyword concreta? ¿Guiar al usuario a la siguiente fase del embudo? ¿Aclarar un concepto? Si el interlinking no tiene intención, se queda en ruido.
Cuando optimizo el interlinking de una web, suelo fijarme en tres cosas: que el flujo de autoridad sea natural, que no haya “páginas tapón” que reciben enlaces pero no los reparten, y que ninguna ruta importante esté a más de tres clics de la home. Con eso, la mejora en rastreo y posicionamiento es evidente.
El interlinking visto desde el lado humano
A veces nos centramos tanto en Google que olvidamos a quien realmente importa. El usuario. Y si el interlinking está bien hecho, se nota enseguida. No molesta, no interrumpe. Te lleva de una página a otra casi sin darte cuenta.
El buen interlinking no se ve. Se siente. Si estás leyendo un artículo sobre SEO local y te topas con un enlace que te lleva a otro sobre interlinking aplicado a negocios de barrio, no piensas que te estén vendiendo nada. Simplemente sigues leyendo porque tiene sentido.
Eso, al final, también posiciona. Que el usuario confíe, que se quede, que siga navegando. Que pase un rato largo en tu web porque encuentra lo que busca.
Y cuando eso pasa, Google lo detecta. Siempre lo hace.
Diferencia entre interlinking y link building
Mucha gente mezcla interlinking y link building como si fueran lo mismo, pero no lo son. Se parecen, sí, porque ambos usan enlaces, pero la diferencia es enorme. Uno vive dentro de tu web, el otro viene de fuera.
El interlinking es tuyo, lo controlas tú. Une tus páginas, da estructura, reparte autoridad, guía al usuario y ayuda a Google a entender cómo está montado todo. El link building, en cambio, es la parte que depende de otros: conseguir que otras webs hablen de la tuya, que te enlacen, que te recomienden. Es lo que refuerza tu reputación fuera de casa.
Qué hace realmente el interlinking
El interlinking es como el sistema nervioso de tu web. Conecta cada parte con otra para que todo tenga sentido. No solo mejora el rastreo de Google, también refuerza la relación entre contenidos y hace que la autoridad fluya de forma más lógica.
Si está bien hecho, el interlinking ayuda a que las páginas importantes ganen fuerza y las secundarias no se queden perdidas. Y lo mejor: todo esto lo puedes ajustar tú, sin depender de nadie. Cambiar un enlace, moverlo, probar otra estructura… es inmediato.
Yo siempre digo que el interlinking es una de las acciones SEO más rentables. No cuesta dinero, no requiere contactos y los resultados se notan rápido. Solo hace falta entender cómo se comporta Google dentro de tu propia web.
¿Y qué aporta el link building?
El link building, por su parte, juega en otro terreno. Va de conseguir enlaces externos, de otras webs hacia la tuya. Y esos enlaces, cuando vienen de sitios con autoridad, son señales muy potentes para Google. Básicamente le dicen: “oye, este contenido es bueno, confía en él”.
El link building te da fuerza desde fuera. El interlinking la reparte dentro. Y si una de las dos partes falla, el conjunto cojea.
Tipos de interlinking y cuándo usar cada uno
No todo el interlinking sirve para lo mismo. Hay muchos tipos y, aunque todos consisten en enlazar páginas dentro de una misma web, cada uno cumple una función distinta. Algunos marcan estructura, otros dan contexto, y otros simplemente ayudan a que el usuario siga navegando. Lo que cambia es la intención.
A lo largo de los años he visto cómo pequeños ajustes en el interlinking han levantado páginas que parecían muertas. A veces basta un enlace bien puesto. O uno quitado. Así de simple. Pero claro, para hacerlo bien hay que saber qué tipo de enlace estás usando y qué esperas conseguir con él.
Interlinking estructural
Este es el de toda la vida, el que da forma a la web. Está en el menú, en el footer, en las migas de pan, en los listados de categorías. Es el que le dice a Google cómo está organizada tu casa y cuál es la ruta lógica para moverse dentro.
El interlinking estructural no tiene mucho glamour, pero es la base. Si está mal planteado, el resto se tambalea. Yo suelo revisarlo antes de tocar nada más. Me fijo en cuántos clics hacen falta para llegar a cada sección, qué páginas se quedan demasiado escondidas, si hay menús sobrecargados o rutas incoherentes. Porque de eso depende que Google lo entienda bien y que el usuario no se pierda.
Interlinking contextual
Aquí ya entramos en la parte más viva. El interlinking contextual es el que metes dentro del texto, entre párrafos, cuando mencionas algo que lleva a otro contenido. Es el enlace que aparece justo donde el lector lo necesita.
Por ejemplo, si estás hablando de SEO técnico y mencionas el interlinking, lo lógico es enlazar a esta guía. Así el lector amplía información sin tener que volver atrás.
Este tipo de interlinking tiene dos efectos: mejora la experiencia del usuario y refuerza la relación entre contenidos. Y a Google eso le encanta. Ahora bien, si metes enlaces porque sí, sin sentido, el efecto se pierde. El interlinking debe leerse natural, casi invisible.
Interlinking jerárquico o por profundidad
Aquí la cosa va de niveles. En una web, no todas las páginas pesan lo mismo. Las hay principales, secundarias y de apoyo. El interlinking jerárquico sirve para conectar esos niveles entre sí: de las páginas madre a las hijas, y de las hijas de vuelta a las madre.
Por ejemplo, una página de “Servicios SEO” puede enlazar a “SEO local”, “SEO técnico” o “interlinking”, y cada una de esas subpáginas devolver un enlace al servicio principal. Así Google entiende la jerarquía y reparte la autoridad de manera más justa.
Cuando el interlinking jerárquico está bien hecho, las páginas fuertes empujan a las más débiles. Si no existe, las hijas quedan abandonadas, sin autoridad ni tráfico.
Interlinking temático o semántico
Este es el que da coherencia a nivel de contenido. No enlaza por jerarquía, sino por afinidad. Conecta páginas que tratan temas parecidos, aunque estén en secciones diferentes.
El interlinking temático ayuda a Google a ver que dominas un tema, que tu web no tiene artículos sueltos, sino un conjunto de contenidos que se apoyan entre sí. Si tienes varias páginas sobre SEO on-page, enlazarlas entre ellas refuerza esa relevancia semántica.
Y, de paso, mejora el comportamiento del usuario. Si está leyendo sobre auditorías SEO y le ofreces un enlace natural a un post sobre interlinking, seguirá navegando. Sin darse cuenta, estará recorriendo todo tu contenido.
Interlinking estratégico o por intención de búsqueda
Aquí el enfoque cambia por completo. Este interlinking se diseña pensando en el recorrido del usuario, no solo en Google. Es el que guía de un contenido informativo a uno comercial o de conversión.
Por ejemplo, si alguien llega a un artículo de blog buscando cómo hacer una auditoría SEO, puedes dirigirlo hacia la página de servicios donde ofreces ese trabajo. Es una manera sutil de acompañar al usuario hasta el siguiente paso, sin empujarle.
Cuando se hace bien, el interlinking estratégico puede marcar la diferencia entre un visitante que se va y uno que te contacta.
Cómo planifico una estrategia de interlinking paso a paso
El interlinking no se hace a lo loco. O bueno, puedes hacerlo, pero acabarás con un lío de enlaces que no sirven para nada. Cada enlace interno tiene que tener un porqué, un propósito claro. A dónde lleva, qué empuja, qué refuerza. Si no hay intención detrás, solo estás rellenando huecos.
Yo no empiezo a enlazar hasta que entiendo bien cómo está construida la web. Qué páginas mandan, cuáles están muertas, dónde se atasca el rastreo y por qué algunas no reciben ni una visita. Solo con eso ya te haces una idea de si el interlinking ayuda o estorba.
Ver cómo está hecha la web
Lo primero siempre es revisar la estructura. Cuántos niveles hay, qué páginas cuelgan de cuáles y, sobre todo, cuántos clics hacen falta para llegar a lo importante. Cuanto más lejos está una página de la home, menos autoridad recibe.
Ahí tiro de herramientas como Screaming Frog para ver el mapa completo. Pero más allá de los datos, me fijo en la lógica. Si el menú tiene sentido, si hay categorías duplicadas, si los caminos son claros o un laberinto.
A veces, solo con reorganizar la arquitectura y acercar las páginas clave a la superficie, el cambio ya es brutal. Google no quiere pensar, quiere que se lo pongas fácil. Y el usuario, igual.
Decidir qué páginas merecen enlaces
No todas las páginas de una web tienen el mismo peso. Algunas venden, otras informan y otras solo rellenan huecos. Hay que saber a cuáles darles empuje con el interlinking y cuáles dejar tranquilas.
Yo suelo separar tres tipos:
- Las páginas principales, las que traen negocio. Servicios, categorías, fichas importantes.
- Las de apoyo, que refuerzan los temas (artículos, guías, comparativas).
- Las informativas, más ligeras, que aportan contexto pero sin ser críticas.
Crear grupos de contenido
Una forma de ordenar el interlinking que funciona muy bien es agrupar por temas. Lo que algunos llaman clusters o silos, pero vamos, no hace falta complicarse. Se trata de juntar los contenidos que tratan lo mismo y enlazarlos entre ellos.
Por ejemplo, si tienes varios artículos sobre SEO técnico, deberían estar todos conectados: uno enlaza a otro y todos apuntan a una página principal que actúa como eje. Así le estás diciendo a Google: “esto forma parte de un mismo bloque, lo domino”.
Enlazar con intención
No todos los enlaces internos buscan lo mismo. Algunos son informativos, otros comerciales, otros simplemente ayudan a seguir leyendo. En un buen interlinking hay un poco de todo.
Si alguien llega a una guía sobre SEO local, por ejemplo, no tiene sentido mandarlo a una entrada sobre la historia del SEO. Pero sí a tu página de servicios de SEO local, o a otra guía práctica que amplíe lo que acaba de leer.
Medir, corregir, volver a medir
El interlinking no se deja hecho y ya. Es algo vivo, que cambia. De vez en cuando reviso cómo funcionan los enlaces: si la gente hace clic, si las páginas enlazadas suben posiciones, si hay rutas que ya no tienen sentido.
A veces basta con mover un enlace de sitio, cambiar una palabra del anchor o añadir uno nuevo donde antes no lo había. Pequeños ajustes, grandes efectos.
Herramientas que uso para analizar y optimizar el interlinking
Hacer interlinking sin datos es como andar a oscuras. Puedes tener buen instinto, claro, pero siempre acabarás dejando cosas por el camino. Las herramientas no hacen magia, pero te muestran la realidad de tu web: qué páginas se enlazan, cuáles están escondidas, dónde se corta el flujo de autoridad. Y con eso, ya puedes tomar decisiones con cabeza.
Yo suelo combinar varias. Algunas me sirven para ver la estructura, otras para medir la fuerza interna y otras simplemente para entender cómo está rastreando Google el sitio. Cada una tiene su punto.
Screaming Frog, mi imprescindible
No hay nada que use más que Screaming Frog. Es rápida, precisa y, sobre todo, te permite ver la web como la ve Google. Haces un rastreo y te saca a la luz todo lo que está bien… y lo que no tanto.
Ahí veo enseguida cosas como:
- Qué páginas están demasiado lejos de la home.
- Enlaces que van a errores o redirecciones.
- URLs sin ningún enlace interno apuntando a ellas (las temidas páginas huérfanas).
- Cómo se reparte la autoridad interna entre secciones.
Google Search Console, la mirada de Google
Si hay una herramienta que te da la versión real, es esta. Search Console te enseña cómo Google rastrea e interpreta tu web.
Ahí suelo fijarme en las páginas que no reciben impresiones o que, directamente, no están indexadas. Casi siempre el problema es el mismo: un interlinking flojo o mal planteado. No hay enlaces suficientes hacia ellas o están tan profundas que Google ni las encuentra.
También la uso para medir resultados. Si tras reforzar el interlinking una URL empieza a ganar visibilidad o tráfico, sé que voy en la buena dirección.
SE Ranking, el enlace entre lo interno y lo externo
SE Ranking me ayuda con el interlinking. Me deja ver qué páginas reciben más enlaces externos y cómo están enlazadas dentro del sitio.
Esto es importante: la autoridad que llega de fuera solo sirve si el interlinking la distribuye bien. Si una página potente no enlaza a las que te interesa posicionar, parte de esa fuerza se desperdicia.
Ejemplos reales de interlinking en proyectos SEO
He tenido proyectos que parecían encallados, webs que no terminaban de despegar pese a tener buen contenido y enlaces externos, y al final el problema era el mismo: el interlinking no existía o estaba mal planteado. En cuanto lo ordenas, todo se mueve.
Un e-commerce bastante grande
Era una tienda con miles de productos. En apariencia, bien montada: URLs limpias, categorías claras, contenido optimizado. Pero las páginas importantes no rankeaban ni a tiros. El interlinking era prácticamente nulo.
Hay que decir, eso sí, que era un e-commerce B2B, por lo que las keywords siempre son más difíciles de posicionar.
El menú llevaba a las secciones principales, sí, pero dentro no había enlaces entre categorías ni productos relacionados. Cada ficha era un callejón sin salida.
Así que rediseñé todo el interlinking. Añadí enlaces entre categorías similares, metí productos relacionados dentro de cada ficha y aproveché las descripciones para incluir enlaces contextuales naturales, sin forzar.
En un mes, Google empezó a rastrear el doble de URLs. Las categorías principales subieron posiciones y el tráfico orgánico se disparó. No tocamos títulos ni textos. Solo interlinking. Fue brutal.
Una web de servicios en Barcelona
Esta era una empresa local con una web pequeñita, diez páginas contadas. Bien hecha, pero sin estructura. Tenían una página por servicio, la home y poco más. Cero interlinking.
Aquí la clave fue crear niveles. Agrupé los servicios principales, los secundarios y los artículos del blog que podían apoyar cada tema. Luego conecté todo de forma lógica, con enlaces internos que ayudaran al usuario a avanzar.
Por ejemplo, desde un artículo que hablaba sobre cómo elegir un proveedor enlazamos al servicio correspondiente. Y desde la página de servicio, de vuelta al artículo. Así se cerraba el círculo.
En tres meses pasaron de estar por debajo de la posición 15 a colarse en el top 3 para varias palabras clave locales. Sin un solo enlace externo. Solo interlinking y sentido común.
Mi propio blog de viajes de hace años
Este caso fue un caos divertido. Un blog enorme, con cientos de artículos de calidad sobre viajes que había creado hace muchos años, pero completamente desorganizado. Había textos buenísimos que no posicionaban porque estaban aislados.
Lo primero fue hacer limpieza: agrupar contenidos por temas, eliminar duplicados y establecer una jerarquía clara. Luego, montar un interlinking coherente entre artículos del mismo tema (SEO, contenidos, analítica, redes…).
El resultado fue inmediato: más tráfico, más tiempo en página y más recorrido de usuario. Pero lo mejor fue que Google empezó a ver el blog como una fuente de referencia para las ciudades de las que hablaban los posts.
Errores más comunes en el interlinking (y cómo evitarlos)
El interlinking parece sencillo hasta que te pones a hacerlo de verdad. Al principio piensas: “bueno, enlazo un par de páginas entre sí y ya está”. Pero no. Ojalá fuera tan simple. Un interlinking mal hecho no solo no ayuda, sino que puede fastidiar el rastreo y dejar a Google completamente desorientado.
He visto muchas webs con un contenido impecable, textos cuidados, buenos backlinks… y aun así sin moverse del sitio. Y casi siempre la raíz del problema estaba ahí, en el enlazado interno.
Enlazar sin pensar
Este es el clásico. Enlazar por costumbre, sin un plan detrás. Se meten enlaces porque toca, no porque tengan sentido. Y eso, en lugar de ayudar, termina diluyendo la autoridad y confundiendo tanto a Google como al usuario.
Cada enlace interno debería tener una razón de ser. Si no sabes por qué lo estás poniendo o qué aporta, probablemente sobra. El interlinking no es decorar el texto con subrayados azules. Es guiar.
Usar siempre el mismo anchor text
Otro error bastante común: repetir el mismo texto de anclaje una y otra vez. A Google no le gusta, y al lector tampoco. Da sensación de automatismo.
Varía las frases. Juega un poco con el lenguaje. En lugar de repetir “guía sobre interlinking” veinte veces, puedes decir “cómo trabajo el interlinking en mis proyectos” o “si te interesa profundizar en el interlinking, aquí lo explico paso a paso”. Suena más natural, y Google entiende mejor el contexto.
Enlaces rotos o redirecciones eternas
Sí, esto pasa más de lo que debería. Enlaces internos que van a páginas eliminadas, redirecciones viejas, URLs que ya no existen o, peor aún, que apuntan a la misma página en la que estás. Todo eso ensucia el interlinking y desperdicia autoridad.
Un rastreo rápido con Screaming Frog y lo tienes controlado. Lo bueno del interlinking es que todo está en tu mano: arreglarlo no depende de nadie más.
Dejar fuera las páginas importantes
A veces hay páginas de las importantes (servicios, categorías, landings) que apenas reciben enlaces internos. Quedan enterradas, sin visibilidad. Mientras tanto, el blog está lleno de enlaces entre sí.
Si una página es prioritaria, debería estar enlazada desde varios puntos relevantes. No se trata solo de decirle a Google “esto es importante”, sino de demostrárselo con el interlinking. Cuantos más enlaces internos de calidad apunten hacia ella, más peso ganará.
Enlazar por exceso
También está el otro extremo: el de los textos llenos de enlaces. Esos en los que cada dos palabras hay un clic posible. Un exceso de interlinking termina por restar relevancia. La fuerza se reparte tanto que ninguna página recibe lo suficiente. Enlaza solo cuando aporte algo, cuando ayude al usuario o refuerce el contenido. Lo demás sobra.
No tocar el interlinking nunca más
Muchas webs se optimizan una vez y ahí se quedan. Pasan los meses, cambian las URLs, se añaden nuevos contenidos… y el interlinking se queda viejo. Cada cierto tiempo conviene revisarlo: no hace falta rehacerlo entero, pero sí ajustar cosas: quitar enlaces que ya no aportan, añadir nuevos hacia contenidos recientes, actualizar anchors. El interlinking no es estático; evoluciona con la web.
Romper la jerarquía
El interlinking tiene que reflejar la jerarquía real de tu web. Las páginas más relevantes deben recibir más enlaces, y las que dependen de ellas, apoyarlas. Cuando eso se respeta, la autoridad fluye sola.
Cómo medir y optimizar el interlinking con números
El interlinking no se debería hacer “por intuición”. Puedes tener buen ojo, sí, pero si no lo mides, es como conducir con los ojos medio cerrados: avanzas, pero sin saber por dónde. Medir el interlinking no va de contar enlaces como si fueran cromos, sino de entender cómo se mueven la autoridad y el tráfico dentro de tu web. Qué páginas reciben más atención, cuáles están muertas de risa y por qué.
Mirar cómo rastrea Google
Lo primero es comprobar si Google está llegando bien a las páginas que enlazas. Si no las rastrea, da igual cuántos enlaces pongas. En Search Console, el informe de cobertura te da pistas: las páginas más enlazadas internamente deberían aparecer como válidas o indexadas. Si no lo están, toca revisar.
También puedes tirar de Screaming Frog, como ya he repetido como un loro varias veces. Son herramientas que te dibujan la estructura completa del sitio y te dicen cuántos clics separan cada URL de la página principal. Si una página importante está a cuatro o cinco clics de distancia, el interlinking no está ayudando lo suficiente.
Revisar el flujo de autoridad
No hace falta obsesionarse con el “PageRank interno”, pero conviene tener una idea clara de cómo se reparte la fuerza entre las distintas páginas. Hay veces que sin darte cuenta concentras demasiados enlaces en unas pocas URLs y dejas el resto a oscuras.
Echa un vistazo a cuántos enlaces internos recibe cada página y desde dónde vienen. Si tienes artículos o secciones clave con poco movimiento, mete enlaces hacia ellas desde páginas que ya estén posicionando bien. El interlinking sirve justo para eso: repartir la autoridad de forma lógica, sin depender de enlaces externos.
Y al revés: si tienes páginas con mucho tráfico pero sin enlaces salientes, estás desaprovechando un filón. Desde esas deberías empujar otras secciones que quieras hacer crecer.
Ver cómo se comportan los usuarios
Entra en Analytics o lo que uses y revisa los datos: número de páginas por sesión, tiempo medio, rutas de navegación. Si ves que la gente entra, lee una sola página y desaparece, hay algo que no está fluyendo.
Mira también si la gente hace clic en los enlaces internos. Si no los tocan, igual están mal colocados, o el texto del enlace no invita. A veces basta con moverlos de sitio o cambiar una frase para que empiecen a funcionar.
Ajustar sobre la marcha
Yo suelo revisarlo cada par de meses. Veo qué páginas han subido, cuáles no se mueven y ajusto. Si algo no mejora, meto más enlaces hacia esa página, o los cambio de sitio. Y cuando una URL empieza a funcionar bien, la uso para tirar de otras. Así se mantiene viva la estructura.
Estrategias de interlinking para webs con mucho contenido
Cuando una web crece de verdad, el interlinking pasa de ser una tarea simple a un trabajo de precisión. No es lo mismo tener veinte páginas que gestionar dos mil. Y claro, llega un punto en el que enlazar a mano deja de ser viable. En proyectos grandes (un blog con años de contenido, una tienda online con cientos de categorías, un medio digital) mantener un interlinking coherente y útil requiere estrategia. Y cabeza.
Hacerlo bien marca la diferencia: mejora el rastreo, reparte mejor la autoridad y, sobre todo, mantiene al usuario navegando dentro de tu web. Pero eso no pasa por azar. Hay que hacerlo con método.
Poner orden antes de enlazar
Lo primero es clasificar. Sin un mapa mental claro, el interlinking acaba siendo un caos. Agrupa las páginas según lo que buscan los usuarios o según su función: guías informativas, fichas de producto, artículos de apoyo, categorías principales.
Cuando sabes qué tipo de contenido cumple qué papel, puedes decidir hacia dónde apuntar cada enlace.
Por ejemplo:
- Las guías informativas deberían llevar a servicios o productos concretos.
- Las páginas de venta, en cambio, pueden devolver enlaces hacia artículos explicativos que refuercen la confianza.
- Las categorías grandes necesitan recibir enlaces desde las subpáginas, no solo desde el menú.
Conectar por niveles
Una técnica que me ha salvado en más de un proyecto es el interlinking por niveles. Funciona como una cascada: las páginas más generales apuntan a contenidos más específicos, y estos, a su vez, devuelven enlaces hacia arriba y entre ellos.
Imagínate una guía principal sobre “SEO para principiantes”. Desde ahí enlazas a artículos sobre “link building”, “palabras clave”, “interlinking”… y cada uno de esos artículos incluye un enlace de vuelta a la guía inicial. Todo queda conectado y con sentido.
Este tipo de estructura ayuda a Google a entender cómo se relaciona tu contenido, y a los lectores les facilita navegar sin perderse.
Automatizar con cuidado
Cuando una web tiene miles de URLs, hacerlo todo a mano es un suicidio. Pero automatizar sin criterio es peor.
Hay herramientas que crean enlaces internos de forma automática según palabras clave o etiquetas. En teoría suena bien, pero si no lo revisas, puedes acabar con decenas de enlaces repetidos, sin contexto o directamente absurdos.
Lo mejor es usarlas como apoyo. Deja que generen propuestas, pero revisa los enlaces antes de publicarlos. El interlinking puede apoyarse en la automatización, sí, pero nunca debería perder el toque humano.
Interlinking semántico: enlazar por relación, no por palabra
El interlinking no siempre depende de keywords exactas. A veces lo más potente es enlazar por relación temática.
Pongamos un ejemplo. Tienes un artículo sobre “cómo optimizar imágenes para SEO”. Enlázalo desde otro sobre “velocidad de carga” o “rendimiento web”. No comparten keyword, pero sí intención. Esa conexión le da contexto a Google y coherencia a tu web.
Decidir con datos
Mira qué páginas traen más tráfico orgánico, cuáles se mantienen en el top 5, y cuáles están perdidas sin visitas. Las primeras pueden servir para empujar a las segundas.
También revisa con Analytics o Search Console las páginas con alta tasa de salida. Muchas veces no es por el contenido, sino porque faltan enlaces internos que mantengan al usuario dentro. Un enlace bien colocado puede cambiarlo todo.
Ni muchos ni pocos
El interlinking en sitios grandes es un ejercicio de equilibrio. Si pones demasiados enlaces, diluyes el valor. Si te quedas corto, el rastreo se resiente.
La clave está en crear una red que tenga lógica, que acompañe al usuario y que mantenga la coherencia. Enlaza cuando tenga sentido, no por rellenar.
FAQs
Hay dudas que siempre se repiten cuando alguien empieza a trabajar el interlinking. No falla. Que si cuántos enlaces poner, si conviene usar palabras clave o no, si se puede enlazar a otras webs… Lo normal. Aquí te dejo respuestas claras, sin vueltas.
¿Qué es realmente el interlinking?
Básicamente, el interlinking es cómo conectas unas páginas con otras dentro de tu propia web. Es la red interna de enlaces que une tus contenidos y le dice tanto a Google como al usuario cómo está organizada tu información.
¿Cuántos enlaces internos debería poner en cada página?
No hay una cifra mágica. Depende. Si estás en una guía larga y completa, puedes incluir varios enlaces; si es un texto corto, con un par basta.
Lo que no tiene sentido es llenar cada párrafo de enlaces. El interlinking funciona cuando el enlace encaja de forma natural, cuando lleva al usuario a algo que le interesa de verdad. Si no aporta, sobra.
¿Cómo saber qué páginas enlazar entre sí?
Piensa como un lector. Si alguien está leyendo un artículo sobre optimizar imágenes, seguramente le interesará otro sobre velocidad de carga o SEO técnico. Ahí está la lógica.
El interlinking no es cuestión de cantidad, sino de sentido común. Enlaza temas relacionados, amplía información y lleva a la persona a lo siguiente que podría necesitar. Así, además, refuerzas las páginas que más te interesa posicionar.
¿Mejor usar palabras clave o anclas naturales?
Lo ideal es mezclar. A veces usas el término clave, y otras optas por algo más natural: “te lo explico aquí”, “puedes leer más en este artículo”, “aquí lo detallo mejor”. Esa variedad es la que hace que el interlinking parezca humano.
¿Realmente mejora el SEO el interlinking?
Sí, y mucho más de lo que se piensa. El interlinking reparte la autoridad entre las páginas y ayuda a Google a rastrear mejor tu web. Si varias páginas enlazan a una misma URL, esa URL gana peso y visibilidad.
¿Cada cuánto conviene revisar los enlaces internos?
No es algo que se haga una vez y ya. Cada vez que publiques algo nuevo, revisa si puedes enlazarlo desde otras páginas. Y, cada cierto tiempo (cada tres o seis meses, por ejemplo), haz una revisión general.
¿Cuáles son los errores más comunes en el interlinking?
Hay varios, pero estos son los típicos:
- Enlazar sin criterio, solo para meter enlaces.
- Usar siempre la misma palabra clave como texto ancla.
- No revisar los enlaces antiguos cuando publicas contenido nuevo.
- Dejar páginas sin ningún enlace interno que apunte hacia ellas.
¿Se puede hacer interlinking entre distintas webs?
No. En ese caso ya no hablamos de interlinking, sino de link building. El interlinking es interno, dentro de un mismo dominio. Los enlaces externos, en cambio, apuntan a otras webs y cumplen otro papel: el de reforzar autoridad desde fuera.
Por dónde empiezo si nunca he hecho interlinking
Hazte un mapa mental, aunque sea a mano. Dibuja las páginas más importantes, las secundarias y las que dependen de ellas. Después, decide qué páginas quieres potenciar y desde cuáles puedes apoyarlas con enlaces. No hace falta hacerlo perfecto a la primera. El interlinking se ajusta con el tiempo, según vas viendo cómo responde la web.
Qué herramientas ayudan a revisar el interlinking
Hay unas cuantas que vienen muy bien:
- Google Search Console, para ver cómo rastrea e indexa Google tus páginas.
- Screaming Frog, que muestra la estructura de enlaces internos y posibles errores.
- SE Ranking o Semrush, si quieres analizar cómo se reparte la autoridad.
- Hotjar, para entender por dónde se mueven los usuarios.
Conclusión
El interlinking no va de trucos ni de fórmulas mágicas. Va de sentido común. De entender cómo se relacionan tus contenidos y cómo ayudar al usuario a moverse por ellos sin perderse. En realidad, es casi una forma de pensar la web: como un todo que tiene lógica, ritmo y una estructura que guía sin imponer.
Cuando haces bien el interlinking, se nota. La navegación es más fluida, las páginas se apoyan unas a otras y Google entiende mejor qué importancia tiene cada una dentro del conjunto. No hace falta llenar los textos de enlaces ni seguir una plantilla. Lo que cuenta es que cada enlace tenga una razón de estar ahí, que sume.
Por qué el interlinking marca un antes y un después
Hay webs que simplemente existen, y otras que respiran. La diferencia, muchas veces, está en cómo se conectan sus páginas. El interlinking bien hecho no solo mejora el SEO: da coherencia, transmite profesionalidad y hace que todo parezca más cuidado.
Y lo curioso es que sus efectos se acumulan. Cada nuevo artículo no solo aporta contenido fresco, también refuerza los anteriores. Y esos, a su vez, ayudan al nuevo a posicionar mejor. Es un círculo virtuoso, una red que se fortalece sola con el tiempo.
Pero más allá de los algoritmos, hay algo más simple: la experiencia del usuario. Si alguien entra en tu web y no necesita volver a Google para seguir leyendo sobre el tema, es que lo estás haciendo bien. Eso, al final, vale más que cualquier métrica.
Mantener el interlinking con los pies en la tierra
No es algo que se haga una vez y se olvide. Hay que revisarlo, ajustarlo, mover piezas. A veces descubrirás que un enlace ya no encaja, o que una nueva página encaja perfectamente entre dos antiguas. Eso es normal.
El interlinking no es un esquema estático: cambia contigo, con tu web, con tu forma de contar las cosas. Igual que una ciudad que crece y va abriendo calles nuevas para conectar los barrios.